Batalla de Sábado.

Este día amanece soleado por estas tierras… tibia mañana, perfecta para despertar. Creo que eso ha pensado Vencedor. Tiene ganas, y los medicamentos ya no le hacen el peso a su voluntad. Y mi voluntad no le hace el peso a las ganas de arrancarle los tubos de la garganta cuando veo que quiere toser. Eres grande Vencedor repito en silencio mirándolo como se mueve, como asiente ante las preguntas, como lucha por volver.

Ha tenido ayuda desde todo el mundo. Londres, Australia, México, Cuba, Brasil y de todo Chile. Y como se agradece,pero sobre todo, como se sienten las manos de todos, levantadas animando a este que ahora es nuestro guerrero, el de todos. Ustedes nos han abrazado cuando caíamos y nos mantuvieron de pie.

Sus ojos saludan a cada minuto. Cada uno de esos saludos es también para Uds.

La batalla del sábado es dura, porque ahora siente más las heridas de guerra y tiene que seguir luchando. El ya no será el mismo… ninguno de nos otros lo será. De hecho miro por la ventana y el mundo me parece distinto. Busco y escarbo lecciones, para que ninguna se me vaya, a sido un viaje duro y cada una de ellas un tesoro de incalculable valor. La segunda ley de la espiritualidad de la India dice que “Lo que sucede es lo único que podría haber sucedido”, y esto ha sido parte de la vida…

¿Y si es lo único que podía pasar? ¿qué queda?… además de buscar el aprendizaje, mirar las oportunidades. Parece ridículo, pero es así. Nunca había acariciado tanto su pelo, nunca había acariciado tanto sus pies, nunca le besé tantas veces al día la guata… ahí tienen la oportunidad. La lección: “Nada deberá impedirme hacerlo siempre”.

Esta mañana Vicho está reaccionando…esta mañana no sólo hay sol allá fuera. Y por toda la bondad que nos han enviado, estos corazones blancos no resistieron más, y han explosado y derramado hacia el cielo y a cada uno de sus hogares una tormenta de agradecimiento. Los queremos mucho.

Hoy en que Vicente despierta, les dejo esta canción de Alejandro Filio que se llama precisamente así.